De un tiempo para acá el mundo empezó a sentirse frágil, vulnerable, expuesto a riesgos que antes se asumían lejanos, propios de otras culturas y otras latitudes. La globalización no sólo fue comercial o económica, llegó en todos los frentes. Y aunque esto lo podemos apreciar fácilmente en las palabras de diversos opinadores profesionales y corresponsales que pueblan las redacciones de los principales medios de comunicación del mundo. Sin embargo, no quisiera que claváramos mucho la mirada en ello, sino en perspectivas aun más complejas a las propias de la inmediatez.
Propongo una perspectiva más compleja, tal vez menos políticamente correcta, con un enfoque que nos lleve a elaborar nuestras propias conclusiones de manera informada y serena. Y es que la sociología, sobre todo las propuestas teóricas que estaremos analizando en este curso, nos dan para eso y más. Nos permite, por ejemplo, comprender el origen de problemas tan etéreos como el terrorismo o tan materiales como la pobreza, cómo funciona la guerra hoy en día y cómo se resuelven los conflictos entre sistemas y actores en todos los rincones del planeta, así como las cada vez más acusadas contradicciones entre lo íntimo y lo público, y muchos otros problemas y situaciones más. Los noticieros nos hablan de las políticas, la guerra y sus últimos avances, pero no dicen lo que un determinado pasajero ha de temer cada que se sube a un avión, o lo que ha tenido que cambiar una cierta dinámica familiar a partir de haber sido afectada por alguna consecuencia colateral de todo esto
Es ahí donde más necesitamos a la sociología contemporánea, porque nació para entender problemas que antes no existían. Que no niegan los grandes avances de la sociología clásica, pero que si los notan limitados. Los tiempos han demostrado moverse más rápido que la velocidad con la que se dan las explicaciones a los fenómenos que van ocurriendo. De ahí que el ejercicio que pretendemos abordar a lo largo de nuestro curso es importante en nuestros días. Es ante estos grandes hechos que la sociología se legitima y demuestra su importancia. Autores como Touraine, Giddens, Bauman, Beck y Bourdieu han sido testigos privilegiados y esclarecidos de nuestros días, pero no tanto por pertenecer a una élite académica, sino porque han sido sensibles a la pléyade de problemas que los pueblan y porque han tratado de encontrarle sentido a esa cosa amorfa con la que a veces se nos manifiesta el presente.
Y todo esto es sólo un esbozo del potencial analítico que nos brindan las herramientas teóricas de nuestro curso. Valgan estas palabras para abrir la discusión y dibujar claramente el mapa de ruta que han de seguir nuestras reflexiones a lo largo del cuatrimestre que nos ocupa. La sociedad es complicada, si, pero las teorías que nos ocuparan buscan de manera intencionada hacerlo más accesible, y tal vez hasta más amable y propicio para vivir en él para mejorarlo. Espero que el curso les sea útil, divertido, dinámico y sobre todo funcional. Los fenómenos de los que hablaremos, como pueden ver, no son ajenos a nuestros días, a nuestras vidas o nuestras preocupaciones. Están ahí, no lo podemos negar. Ahora vamos entendiéndoles. Ahí reside la clave para contestar una pregunta que Alain Touraine, uno de los autores de nuestro curso, se plantea ante la crisis de nuestros tiempos: ¿podemos vivir juntos?
Sean bienvenidos.